Por Juan Uribe
El control de velocidad crucero, algo que muchos automóviles traen de fábrica, es útil para autovías o autopistas, brinda eficiencia. Pero no aplica a caminos con ripio, vados u otros imprevistos. Ese control de velocidad crucero no me dispensa de conducir, de estar atento, de no distraerme.
He conocido jefes que ejercen autoridad como aplicando un control de velocidad crucero. Es decir, asumiendo que ellos y sus equipos transitan por una autopista. Sin embargo, están andando por el barro, en caminos sinuosos y con pozos. Esos jefes aplican autoridad, no están liderando.
Quienes lideran, en términos de “liderazgo adaptativo” de Heifetz, observan e interpretan el sistema donde ellos y sus equipos se desenvuelven. Tienen mirada sistémica y después de observar e interpretar, recién intervienen proponiendo un camino que implica un desafío, atravesar con tensión productiva un entorno difícil (no de autopista) para llegar a un destino mejor.
Si alguien cree que lidera con “control de velocidad crucero” debería repensarlo.
Juan Uribe es Consultor Senior en Estrategia-Negocios-Recursos Humanos, Liderazgo, Coaching, Procesos de Transformación, Construcción de equipos. Profesor en los programas Master (MBA y EMBA) de la Universidad de San Andrés. Más de 30 años de trayectoria en dirección y gestión de Recursos Humanos en el ámbito público y privado. EMBA IAE (U. Austral) y Lic. en Economía (UBA).