Por Marcelo Vázquez Avila
Es importante encontrar un equilibrio entre el deseo de alcanzar la excelencia y la aceptación de que los errores son parte del proceso de aprendizaje y crecimiento. Aprender a enfrentar y superar el miedo al fracaso puede ser un paso importante para lograr este equilibrio y alcanzar nuestras metas
Es cierto que las personas muy exigentes pueden generar miedo al error en aquellos que trabajan o interactúan con ellas. Esto se debe a que suelen tener altos estándares y expectativas, y pueden ser críticas y perfeccionistas en su forma de evaluar el desempeño de los demás.
Cuando alguien trabaja con una persona exigente, puede sentir una presión constante para cumplir con las expectativas de esa persona, lo que puede generar ansiedad y miedo al error. Si la persona exigente es muy crítica y no da reconocimiento a los esfuerzos de los demás, esto puede agravar aún más el miedo al error y aumentar la ansiedad en el ambiente de trabajo.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todas esas personas generan miedo al error de la misma manera. Algunas personas exigentes pueden ser efectivas en motivar a los demás a alcanzar sus objetivos y mejorar su desempeño, mientras que otras pueden ser demasiado críticas y perjudicar el bienestar emocional de quienes trabajan con ellas.
La exigencia y la excelencia son dos conceptos diferentes en cuanto a su comportamiento y efecto en las personas y en las situaciones en las que se aplican.
La exigencia se refiere a un nivel alto de demanda o requerimiento en una tarea o actividad. Cuando una persona o un grupo de personas son exigentes, esperan un alto rendimiento, cumplimiento de los plazos establecidos y atención a los detalles.
La exigencia puede generar presión y estrés en las personas, lo que puede llevar a un desempeño deficiente si no se maneja adecuadamente. Por otro lado, la exigencia también puede ser un incentivo para mejorar y alcanzar resultados superiores.
La excelencia, por otro lado, se refiere a un nivel alto de calidad en el desempeño o en la ejecución de una tarea o actividad. La excelencia implica un alto nivel de habilidad, conocimiento y competencia en una determinada área. Las personas que se esfuerzan por la excelencia buscan la mejora continua y el desarrollo de nuevas habilidades para lograr un alto nivel de rendimiento. La excelencia se asocia a menudo con la satisfacción y la realización personal.
En resumen, la exigencia se centra en el nivel de demanda o requerimiento de una tarea, mientras que la excelencia se enfoca en el nivel de calidad en el desempeño o en la ejecución de la tarea. Ambas pueden ser efectivas en diferentes situaciones, dependiendo de los objetivos y las circunstancias. Es cierto que una persona exigente puede generar miedo al error en los demás, pero esto no siempre es necesariamente malo. Depende del nivel de exigencia y de cómo se comunica esa exigencia con los demás. Lo importante es buscar un equilibrio entre la exigencia y el apoyo emocional, para que se pueda alcanzar el máximo desempeño sin poner en riesgo la salud emocional de las personas involucradas
El perfeccionismo es una actitud o patrón de comportamiento que se caracteriza por buscar siempre la perfección y evitar cualquier tipo de error o fallo en las tareas que se realizan. El miedo a fracasar, por otro lado, es el temor a no alcanzar los objetivos deseados o a cometer errores en el proceso de lograrlos.
Ambas actitudes pueden estar relacionadas entre sí, ya que el perfeccionismo puede surgir a partir del miedo a fracasar. Es decir, la persona puede tener tanto miedo a no cumplir con sus expectativas y las de los demás, que trata de ser perfecta en todo lo que hace para evitar cualquier tipo de fracaso.
Sin embargo, el perfeccionismo puede tener consecuencias negativas, como el aumento del estrés, la ansiedad y la insatisfacción personal. Además, el intentar ser perfecto en todo puede llevar a la persona a la parálisis por análisis, donde nunca considera que ha llegado al nivel de perfección que busca y, por lo tanto, nunca avanza en su camino.
Por otro lado, el miedo al fracaso puede ser un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos, ya que puede llevar a la persona a evitar situaciones en las que existe la posibilidad de no tener éxito. Esto puede limitar las oportunidades y el crecimiento personal y profesional.
Fuente: Marcelo Vázquez Avila es Profesor del Instituto de Empresa Business School - Consultor en Temas de Alta Dirección - Autor – Coach. Publicado en su blog (mayo 3 de 2023)