Por Mapfre RE
La inteligencia artificial (IA) se presenta como la próxima frontera de la productividad, con un enorme potencial económico en diversas industrias. Sin embargo, para que este desarrollo sea beneficioso, es crucial que la IA sea gestionada de manera responsable. De hecho, es tal su importancia y potencial, que acaba de ser regulada hace apenas unos días por la Unión Europea. La penetración de la IA en la vida cotidiana y empresarial ha sido evidente, impulsada por fuertes inversiones de gigantes tecnológicos y una creciente confianza en su papel como impulsora del crecimiento económico.
El mercado de la IA se proyecta a crecer significativamente, con estimaciones que sugieren un crecimiento anual compuesto del 38,1% hasta 2030. La IA generativa, especialmente destacada por aplicaciones como ChatGPT, Stable Diffusion o GitHub Copilot, entre otras, se espera que tenga un impacto masivo, con proyecciones que indican un mercado de 121.000 millones de dólares en 2027, con un CAGR del 68% (2022-2027), según estudio de Boston Consulting Group ‘The CEO’s Roadmap on Generative AI’.
«Todo este contexto lleva a un punto en el que analistas, empresas, desarrolladores e implementadores de tecnología, reguladores e, incluso, sociedad en general parecen estar de acuerdo: el potencial económico es enorme, pero también conlleva incertidumbre y complejos riesgos latentes», según un artículo de Mapfre publicado en la sección de Innovación de su web.
La IA, en general, tiene un impacto positivo a nivel económico, mejorando la productividad y habilitando desarrollos tecnológicos encadenados. Estudios, como el publicado por McKinsey en junio, sugieren que la IA generativa podría contribuir con trillones de dólares anuales a la economía global, aumentando la productividad entre un 15% y un 40%.
En concreto, habla de que “la IA generativa puede añadir [a la economía] el equivalente a 2,6-4,4 billones de dólares al año en los 63 casos de uso analizados. Esto significa un aumento de toda la IA de entre un 15 y un 40%”, destaca Mapfre en su artículo. Además, el estudio del que la aseguradora se hace eco añade que “esta estimación, aproximadamente, se duplicaría si incluimos el impacto de la IA generativa integrada en software utilizando actuales para otras tareas más allá de esos casos de uso”.
¿Riqueza o riesgo? El debate sobre la IA y su futuro responsable
A pesar de estos beneficios, surge la preocupación por los riesgos asociados con la IA, incluyendo aspectos operativos, éticos y regulatorios. La falta de regulaciones y guías prácticas para un uso responsable preocupa a las empresas. Se destaca la importancia de mitigar estos riesgos para evitar pérdidas económicas, operativas, y reputacionales, así como problemas de seguridad digital.
En este contexto, la inteligencia artificial responsable se convierte en una necesidad para el desarrollo económico, tecnológico y social sostenible. Las organizaciones reconocen la importancia de gestionar la IA de manera responsable, aunque la ausencia de regulaciones específicas plantea desafíos. Por ello, Mapfre sugiere la definición de buenas prácticas y estándares, así como servicios para evaluar, monitorear y mitigar los riesgos asociados con la IA.
“En este contexto, en el que solo estamos ante la punta del iceberg de la era de la IA, es fundamental controlar la exposición a los riesgos asociados a la tecnología. De nada sirve generar ahorros o aumentar la productividad, si no se controlan los riesgos operativos, éticos y regulatorios que trae consigo, o si las empresas no priorizan su uso responsable. Las consecuencias a corto y largo plazo de no gestionar y mitigar los desafíos son demasiado graves. Estos riesgos se pueden y se deben controlar”, comenta Bárbara Fernández, directora adjunta de MAPFRE Open Innovation y responsable de Insur_space.
De acuerdo al informe ‘Inteligencia Artificial Responsable: tecnología confiable, segura y sostenible para generar la economía del futuro’, elaborado desde Mapfre, la mayor parte de las organizaciones ya consideran que el uso responsable de la IA debe ser una prioridad para la alta dirección de sus compañías.
En resumen, el potencial económico de la IA es enorme, pero su implementación debe ir de la mano de prácticas responsables para garantizar un desarrollo sostenible y evitar consecuencias negativas a corto y largo plazo.
Por parte del sector: “Las aseguradoras debemos actuar como red de seguridad en este entorno, además de como habilitadores de todo gran proyecto o innovación que venga de la mano de la inteligencia artificial. Por eso es nuestra responsabilidad ser capaces de adelantarnos a lo que está por venir, de liderar el camino a través del uso propio de una IA ética y de una gobernanza responsable”, comenta Fernández. “Solo invirtiendo en investigación y en el empleo correcto de la tecnología seremos capaces de acompañar a nuestros clientes en su camino, así como de evaluar y respaldar el uso de la IA en cada iniciativa que desarrollen”, añade.
Fuente: Future. Blog de Innovación en Seguros. By INESE (14 diciembre de 2023)