Por Juan Uribe
El término efecto cobra proviene de una anécdota en los tiempos de la dominación británica en la India colonial. El gobierno británico estaba preocupado por el número de cobras venenosas en Delhi. Por tanto, para eliminarlas, el gobierno ofreció una recompensa por cada cobra muerta. Inicialmente fue una estrategia exitosa y un gran número de serpientes fueron matadas por su recompensa.
Sin embargo, algunas personas comenzaron a criar cobras por su recompensa muertas. Criaban más de las que se mataban. Se trató de un caso de incentivos equivocados. Cuando el gobierno se percató de esto, el programa de recompensas fue cancelado, causando que los criadores liberaran a las –ya sin valor– cobras. Como resultado, la población de cobras salvajes aumentó. La aparente solución al problema lo hizo aún peor.
He visto, en muchas organizaciones, ejemplos de incentivos equivocados o al menos confusos. Sólo a modo de ejemplo, hablar de la importancia de los resultados a nivel de compañía e implementar bonos individuales o por áreas induciendo la competencia interárea en lugar del resultado general.
Juan Uribe es Consultor Senior en Estrategia-Negocios-Recursos Humanos, Liderazgo, Coaching, Procesos de Transformación, Construcción de equipos. Profesor en los programas Master (MBA y EMBA) de la Universidad de San Andrés. Más de 30 años de trayectoria en dirección y gestión de Recursos Humanos en el ámbito público y privado. EMBA IAE (U. Austral) y Lic. en Economía (UBA).