Por Mampfre
En los próximos años, la relación entre humanos y tecnología dejará de medirse en términos de dispositivos o interfaces. El siguiente salto será cognitivo. Según el informe ‘El futuro de la interacción’, elaborado por Mapfre y que ya fue presentado el pasado mes de julio, la convergencia entre inteligencia humana y artificial transformará la manera en que las personas perciben la información, toman decisiones y gestionan su entorno. No se trata solo de nuevas herramientas, sino de una ampliación de la mente humana, capaz de procesar datos en tiempo real y anticipar escenarios gracias al apoyo de sistemas de inteligencia aumentada.
El documento describe un horizonte en el que la IA permitirá “una expansión significativa de la cognición humana”. A través de asistentes inteligentes, sensores y gemelos digitales, los usuarios dispondrán de un conocimiento continuo de su contexto: desde su estado físico hasta su exposición a riesgos financieros o ambientales. En ese marco, el cliente del futuro no será únicamente más informado, sino más consciente y exigente, con capacidad para evaluar en segundos qué producto o servicio se ajusta mejor a sus circunstancias cambiantes.
Este “humano aumentado” redefine la relación con el seguro. Si hoy el reto es acercar el dato al cliente, mañana será mantener la relevancia en un entorno donde el propio cliente procesa y predice por sí mismo. Las aseguradoras deberán evolucionar hacia modelos de acompañamiento más que de intermediación, ofreciendo valor no tanto en la información, sino en la interpretación ética, la empatía y la protección de la autonomía del usuario.
En paralelo, el estudio de Mapfre anticipa un cambio radical en la manera de interactuar: las pantallas dejarán paso a sistemas embebidos e interfaces invisibles, donde las decisiones se ejecuten de forma automática entre asistentes y plataformas. En ese escenario, la relación aseguradora-cliente podría suceder sin contacto directo, mediada por algoritmos que negocien coberturas o actualicen primas en tiempo real. La visibilidad de la marca dependerá de su capacidad para integrarse en esos flujos digitales sin perder identidad ni confianza.
En línea con este enfoque, desde el área de Innovación de Mapfre se ha publicado recientemente un nuevo análisis firmado por Ángela Puga, que amplía la reflexión del informe -¿Cómo van a ser las interacciones de los humanos con las máquinas en el futuro?- profundiza en cómo evolucionarán las relaciones entre personas y tecnología, y subraya la importancia de mantener el equilibrio entre automatización y autenticidad. En él, la entidad advierte que, en un entorno dominado por la inteligencia artificial y los asistentes inteligentes, el verdadero reto para el sector asegurador será preservar la empatía y la confianza en los momentos clave del cliente.
Porque esa será, precisamente, la nueva moneda del futuro. La confianza digital se convertirá en el activo más valioso de las compañías, en un contexto donde la automatización promete eficiencia, pero también puede erosionar la transparencia y la privacidad. Lograr un equilibrio entre autonomía tecnológica y control humano será clave para sostener el vínculo emocional y ético que da sentido al seguro: la protección mutua.
Fuente: Mampfre para Füture. Blog de innovación para el sector asegurador






