Por Juan Uribe
En una dinámica grupal, en un trabajo de consultoría, un participante dijo: “Ya no me autoexijo, ahora me autoexploto”. Me llamó mucho la atención.
Me sonó a plusvalía, en términos de Karl Marx. Pero esa esencia de la explotación o acumulación capitalista, siguiendo con la línea de Marx, en lugar de provenir de otro, provendría de uno mismo.
En otras palabras, una competencia positiva, como lo es la autoexigencia, llevada a la máxima exageración se convierte en algo muy negativo, muy nocivo, como la autoexplotación. Es muy loco.
Sin embargo, Lombardo y Eichinger en su libro For Your Improvement, ya señalan los riesgos del uso exagerado de una cualidad o competencia. Por ejemplo, dicen que alguien orientado a la acción si sobreutiliza esa cualidad puede convertirse en un adicto al trabajo o workaholic, que intenta que las cosas sucedan demasiado rápido sin suficiente análisis e incluso deja de ser estratégico.
Es muy importante el feedback adecuado y oportuno cuando detectamos que un colaborador sobreutiliza una competencia. Ayudar a recuperar la armonía. Rol clave de quienes lideran.
Juan Uribe es Consultor Senior en Estrategia-Negocios-Recursos Humanos, Liderazgo, Coaching, Procesos de Transformación, Construcción de equipos. Profesor en los programas Master (MBA y EMBA) de la Universidad de San Andrés. Más de 30 años de trayectoria en dirección y gestión de Recursos Humanos en el ámbito público y privado. EMBA IAE (U. Austral) y Lic. en Economía (UBA).