Por Juan Uribe
El bienestar es el conjunto de cosas necesarias para vivir bien. Consistiría en el acceso a la educación y la sanidad, empleo, disfrute de bienes culturales, seguridad social, jubilación etc. Los mínimos sin los cuales no es posible una vida digna.
El bien ser no figura en el diccionario de la Real Academia. Podemos definir el bien ser como el conjunto de sentimientos y conductas que convierte en valiosos a los sujetos y cuya ejemplaridad nos mejora en la tarea de ser personas. Serían los valores éticos y los valores personales que consideramos más adecuados en nuestras vidas, para que convivir sea una experiencia de la estemos orgullosos.
Pero, ¿por qué, en las organizaciones estamos tan preocupados por el bienestar y tan poco por el bien ser? Además, preocupados de un bienestar más efímero y de corto plazo. En los momentos de crisis, compitiendo por un bienestar asociado al reconocimiento social. Así, el bien ser se convierte en una caricatura.
José Miguel Valle, en su blog señala que “para alguien que defiende la necesidad de una ética de mínimos (justicia) como condición para una ética de máximos (felicidad), es entendible que el bienestar actúe como prerrequisito del bien ser. Por eso provoca perplejidad que en la última década se hable insistentemente del deterioro del bienestar, pero apenas se cite el deterioro del bien ser”.
Juan Uribe es Consultor Senior en Estrategia-Negocios-Recursos Humanos, Liderazgo, Coaching, Procesos de Transformación, Construcción de equipos. Profesor en los programas Master (MBA y EMBA) de la Universidad de San Andrés. Más de 30 años de trayectoria en dirección y gestión de Recursos Humanos en el ámbito público y privado. EMBA IAE (U. Austral) y Lic. en Economía (UBA).