Por Juan Uribe
No juego golf pero me gusta mucho ver competiciones importantes (en realidad lo hago con muchos deportes). Hace unos días me enganché con el Torneo Masters de Augusta en EEUU.
Pude observar la maravillosa relación que cada jugador profesional establece con su caddie.
- El caddie tiene un rol clave.
- No son famosos.
- Hacen mucho más que llevarle los palos al profesional.
- Son lectores del entorno, del contexto, del clima.
- Conocen los estados de ánimo del jugador.
- Tienen la capacidad para decirle: “ayer en este hoyo pegaste con este hierro y no llegaste a la distancia deseada”.
- Su rol es el del confidente.
- Es uno de los pocos deportes donde el jugador tiene esa posibilidad de contar con otra perspectiva mientras está jugando.
- No es un amigo y tampoco un simple empleado.
Muchos CEOs y Gerentes necesitarían un caddie en su trabajo diario. ¿Para qué? Para superar o combatir la soledad del poder. Para evitar el riesgo del solipsismo. Para reconocer que tienen una perspectiva limitada y que solos no podemos hacer nada. Para protegerse de ellos mismos, de sus propias creencias e historia. Para no estar totalmente enamorados de sí mismos, ni permanentemente peleados e insatisfechos con ellos mismos. Un confidente. No es un amigo ni un empleado común.
Dije CEOs y Gerentes, pero en realidad todos necesitamos un caddie, un confidente. ¿Lo tenemos? ¿Lo buscamos? ¿Podemos ser caddie de alguien?
Juan Uribe es Consultor Senior en Estrategia-Negocios-Recursos Humanos, Liderazgo, Coaching, Procesos de Transformación, Construcción de equipos. Profesor en los programas Master (MBA y EMBA) de la Universidad de San Andrés. Más de 30 años de trayectoria en dirección y gestión de Recursos Humanos en el ámbito público y privado. EMBA IAE (U. Austral) y Lic. en Economía (UBA).