Gustavo Blanco, es Lic. en Psicología y CPN, Fue socio de Coopers& lybrand (hoy PWC), Director del Banco Nación y Director de RRHH de La Caja. Fundador de Consultarte, una iniciativa que propone un método de inspiración de valores corporativos combinado técnicas cognitivas con dispositivos artísticos.
Invitado por la AACS, Gustavo Blanco dictó a mediados de mayo pasado un interesante Taller Interactivo sobre el título La organización y los conflictos de género.
Este encuentro tuvo como objetivo divulgar, reflexionar y sensibilizar acerca de la importancia de mantener una perspectiva de género equitativa e inclusiva al interior de la empresa. “Tender puentes en y entre géneros”, subrayó como eje central de la actividad.
Al finalizar el Taller recogimos una breve reflexión sobre esta problemática que se presenta como un desafío concreto en el mundo de las organizaciones.
Rescatamos algunos puntos salientes:
En la temática de la diversidad de género lo difícil es la resistencia al cambio. El “ADN institucional” de las empresas es masculino. La humanidad escribe en términos de hombres y no nos ha ido tan bien como para desvalorizar el aporte de las mujeres en las empresas.
Las mujeres tienen un 60% de egresados en el mundo por mayor que los hombres y van a decidir en breve el 70% de las compras en el mundo.
Los datos de una reciente encuesta realizada a más de mil empresas de 24 industrias en 35 países del mundo, publicados en Harvard Business Review, demuestran que la diversidad de género le aporta a una compañía un valor agregado en lo que a sus ingresos y a sus ventas se refiere. Redunda en una mayor productividad, genera un mejor clima laboral y se evidencia en las compañías una menor rotación de su gente.
Los varones, que somos los más interpelados en esta perspectiva de género, tenemos que provechar el aporte y el punto de vista diferente. Ese estar más cerca del ser que del tener, como bien lo señala Erich Fromm en el Arte de Amar.
Ese es el principal desafío: diversidad en la constitución de los equipos; incorporación en la cadena de valor del punto de vista femenino y, principalmente, no negar la realidad porque lo que niega uno lo demora en su crecimiento y lo que acepta lo transforma.